La carpa nadaba con fuerza contra la cascada del estanque ante la divertida mirada de todas las carpas. Señalaban con sus aletas y se mofaban. La carpa se sentia sola y estupida pero algo en su interior le decia que no podia parar de nadar.
Al final, un dia, con esfuerzo consiguió saltar la casacada. Apareció en otro estanque mucho más grande. Una preciosa pececita se le acercó nadando.
-¡Hola! ¿Eres nuevo por aqui?
-Pues si. Soy un carpo.
-¡Que va! Eres un forzudo salmón
-Hombre, sabre lo que soy ¿no?
-pues eres un salmón, te lo digo porque yo soy una salmona... ¿Oye vienes mucho por aqui?
A veces, hace falta insistir para llegar a ser algo más...
Insistiendo,
Birlo
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