Salió a la calle. El viento le despeinaba y le enfriaba las manos, pero su sonrisa iluminaba el día. Las hojas, que bailaban con sus zapatos, formaban un ocre tapiz sobre la acera gris. El muchacho comenzó a silbar una tonadilla mezcla de la "Marcha Nupcial" y la "Guerra de las Galaxias". Tenia el claro presentimiento de que todo saldría bien. Era una de esas mañanas que uno tiene un sol interior.
Debian de ser las dos menos cuarto en aquel cruce de una calle cualquier del sucio Madrid. Nuestro amigo volvia mordisqueando un trozo de pan recien hecho y la mochila colgada al hombro. Y entonces la vió...quizás deberia decir lo vió: un milagro, un sueño, la personificación de la palabra belleza. Y ella lo estaba mirando con unos ojos como la lanza de Longinus, traspasando con fuego y bondad su debil alma, su carne blanda.
Aquella chica...aquella chica no era normal. No podia serlo. Era un ser sobrenatural que habia llegado a la tierra para tocarlo con aquella mirada. Nunca hubiera soñado cruzarse con una chica asi. Pero fue entonces cuando lo descubrió. No solo le estaba mirando. Le sonreia. A él. Solo a él. Nadie es capaz de soportar esa sonrisa. Dicen que hubo un valiente que lo intentó...fracasó miserablemente. Y sus pies no respondieron. Echaron a andar sin orden de hacerlo. Fue como
aquel que con los ojos vendados anda por el borde de un precipicio.
Y la chica siguió mirando cuando miles de gotas carmesi saltaron y besaron su piel. Cuando un chillido salió de su garganta. Y como dos pozos sus ojos miraron lo que habia sido aquel chico cruzando la calle medio embobado. Lo que eran los restos despues de haber sido golpeado brutalmente por una furgoneta de reparto.
Deberia mirar hacia los lados,
Birlo
Debian de ser las dos menos cuarto en aquel cruce de una calle cualquier del sucio Madrid. Nuestro amigo volvia mordisqueando un trozo de pan recien hecho y la mochila colgada al hombro. Y entonces la vió...quizás deberia decir lo vió: un milagro, un sueño, la personificación de la palabra belleza. Y ella lo estaba mirando con unos ojos como la lanza de Longinus, traspasando con fuego y bondad su debil alma, su carne blanda.
Aquella chica...aquella chica no era normal. No podia serlo. Era un ser sobrenatural que habia llegado a la tierra para tocarlo con aquella mirada. Nunca hubiera soñado cruzarse con una chica asi. Pero fue entonces cuando lo descubrió. No solo le estaba mirando. Le sonreia. A él. Solo a él. Nadie es capaz de soportar esa sonrisa. Dicen que hubo un valiente que lo intentó...fracasó miserablemente. Y sus pies no respondieron. Echaron a andar sin orden de hacerlo. Fue como
aquel que con los ojos vendados anda por el borde de un precipicio.
Y la chica siguió mirando cuando miles de gotas carmesi saltaron y besaron su piel. Cuando un chillido salió de su garganta. Y como dos pozos sus ojos miraron lo que habia sido aquel chico cruzando la calle medio embobado. Lo que eran los restos despues de haber sido golpeado brutalmente por una furgoneta de reparto.
Deberia mirar hacia los lados,
Birlo
1 comentario:
Pero el sobrevivió, y ella le deió su número de teléfono :)
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