22.4.10

Bochorno

Miras a la ventana y ves el sol asomar sus cuernos, arañando la ciudad. Y sabes que va a ser un buen día. No hay ninguna razón para pensarlo: kilos de apuntes se desparraman por tu mesa, el móvil lleva mudo más de dos semanas, no te acuerdas del sabor de la cerveza y la última vez que saliste de la rutina universidad-casa fue para ir a hacer unas fotocopias. Y ni siquieran estaban bien cuadradas. Pero eso no importa. No importa porque hoy va a ser un buen dia. Y lo sabes sin necesidad de explicaciones.

Sales a la calle y lo hueles. Tensión contenida, electricidad estática. El sudor se pega a tu piel como una mortaja y el aire cargado ralentiza tus pasos. La gente que te rodea está crispada, como animales demasiado grandes para sus jaulas. Una sucia agresividad invade el vagón de metro donde viajas, la cafeteria donde comes, la clase donde estudias, la ciudad donde vives. Lo percibes con los pelos de la nuca y con la punta de la lengua. Y empiezas a dudar. Quizás no va a ser un buen día, las apariencias engañan y el instinto es más traicionero si cabe. Quizás no va a ser tan buen día.

Tienes que hacer y que entregar... bueno, es mejor no pensarlo. Total, no te vas a acordar de todo y si te acuerdas, no vas a tener tiempo para hacerlo. Pero da igual porque ya notas el agobio echandote su caluroso aliento en el cuello. Y nada sale bien.
Sigues sudando. El plan del fin de semana que parecía tan apetecible muta, cambia de forma, se transforma en una nube de humo. Te encuentras otra vez más en compañia de la comida rápida, tu sofá y alguna pelicula que se deje ver.
La gente te mira violenta, agresiva y notas sus ojos cansados y amargos como puñales en la espalda. Y ese chico que se parecia a Benicio del Toro que te iba a llamar ni siquiera te da un toque. Y esa chica con más curvas que una carretera de montaña que confiabas en que te mandara un mensaje ha decido joderte. Hay un rumor en tu interior, algo que crece. Te enfadas. No puedes evitarlo. El día, que nació sonriendo, ahora se rie de ti. No va a ser un buen día, piensas. Pero lo piensas, no lo sabes.
Sólo de nuevo. Sólo, jodido y triste como Prometeo. Maldices el amanecer engañoso, el calor viscoso, la tensión, la gente, a Dios y todo lo que se ponga por delante. Todo a la mierda. Arded en este calor sucio y pegajoso, cabrones. Todo a la mierda. Todo.




Hasta que el cielo se rasga en mil pedazos.
Pedazos que caen poco a poco, a camara lenta, como si estuvieran disfrutando del viaje. Un ejercito de agua que besa, que araña el suelo, se precipita sobre ti, te abraza y estás agradecido. Limpia poco a poco tu sucia exudación, te arranca las lagrimas a base de caricias, te reconforta, te levanta otra vez hasta el mundo.
Sonries. No queda otro remedio cuando lo entiendes todo. Sonries porque entiendes que hoy no es un mal día porque no existen los malos días. Un día solo es un lienzo en blanco. Eres tú el que puedes hacerlo bueno. Y lo sabes. Y siempre lo has sabido. Pero es más dificil percatarse de ello cuando el bochorno no te deja pensar.

Birlo.
PD: ¡Al fin! ¡Algo publicable!

1 comentario:

Shake Sugaree dijo...

Me enamoras
y lo odio.