6.12.06

Los últimos guerreros

Mc Klein llegó corriendo hasta las primeras filas de defensa.
-Cabo, informe del avance enemigo.
El joven cabo miró con admiración a uno de los mejores lideres que habia existido jamás en su ejercito.
-Señor, son muchos más de los esperados. Nos triplican en numero, pero todavia faltan por llegar los refuerzos del almirante Kuston.
-¡Maldita sea! no podemos esperar a esas nenazas del imbecil Kuston. ¿Y las reservas de civiles?
El cabo se sorprendió que Mc Klein insultara directamente a uno de los elegidos de los grandes jefes.
-Señor, están reuniendose en las camaras de compresión.
El general empezo a correr de un lado a otro, gritando ordenes y discutiendo con capitanes donde debian colocar los antiaereos o sus tropas y las tacticas de batalla. Era una maravilla verle. Un autentico genio militar, pensó el cabo. Lamentablemente no creia que pasaran esta noche.

"Esto está muy jodido, m'cague en su calavera" Mc Klein estaba preocupado. Los ultimos informes de las avanzadillas decian que los enemigos estaban a menos de 10 minutos de la ciudadela. No daria tiempo de organizarlos a todos. La ciudadela no resistiria mucho, pero siempre habian aguantado y surgido de sus cenizas.

No habia manera. McKlein sangraba por un monton de heridas pequeñas, el brazo le dolia de sujetar su bolter pesado y los oidos de los gritos de los moribundos. Aqui y alli morian enemigos y compañeros abrazados mientras luchaban. Daba igual cuantos mataban, siempre quedaban más de esos cabrones. Era como si se clonaran: todos iguales, con la misma cara de cerdo. Con esta diferencia de 5 a 1 solo quedaba una opción.
-¡A la ciudadela! ¡A la ciudadela!
Las tropas aliadas empezaron a huir en desbandada mientras McKlein se retiraba el último por el puente apartando a patadas los cadaveres y protegiendo las reservas. Disparaba sin parar
-¡¡¡Morid, hijos de puta!!! Idos al infierno.-Gritaba entre rafága y rafaga de disparos.

Esto se acababa. En el último bunker de toda la ciudadela, estaba el ultimo centenar de la resistencia. No tardarian mucho en encontrarles...y una vez encontrados serian pasados a cuchillo. Miró la cara de sus camaradas. Estaba orgulloso de ellos, habian combatido bien y con honor. En sus caras se veia una firme determinación de venganza.
-No vamos a esperar la muerte aqui como ratas. Si he de morir, moriré luchando-dijo McKlein casi sin querer. Poco a poco, los ultimos guerreros empezaron a asentir. Si, estaban con él.
McKlein le dió una patada a la puerta del bunker y salió disparando su bolter.

En la colina quemada, las ultimas neuronas se enfrentaban a los litros y litros de alcohol que amenazaban con destruirlas. Al menos moririan como neuronas de verdad.

Ya he acabado los examenes...

De celebración,
Birlo

2 comentarios:

Eva dijo...

MUY BUENO...creo que mis neuronas se han sentido indentificadas...

Anita Maravillas dijo...

Me ha gustado mucho, ojala todos los días pudieramos celebrar el final de los examenes, excepto por el hecho de que entonces todos los día tendríamos exámenes...
¡Que las neuronas mueran dignamente, no como esclavas de la enseñanza!